La arribazón masiva de sargazo (cuando estas macroalgas llegan en gran cantidad a las costas) es un fenómeno que genera afectaciones económicas, sociales y un grave daño ecológico en los litorales. Los volúmenes que se esperan en 2025 podrían ser los mayores registrados a la fecha: el Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de Florida reportó que, hasta mayo, había 37 millones y medio de toneladas en el Gran Cinturón de Sargazos del Atlántico.
“Esto es casi el doble de lo contabilizado en el pico de 2018 (entre junio y julio). Si las condiciones siguen así, podría superarse lo observado durante ese año (el peor hasta ahora)”, apunta Brigitta Ine van Tussenbroek, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y creadora (en 1990) del Laboratorio de Pastos Marinos, donde ha efectuado estudios sobre el impacto de dicha macroalga parda en las praderas del mar y su relación con la erosión costera.
Estudiar las afectaciones
A decir de la universitaria, los ecosistemas marinos han sufrido perturbaciones mayores de las que no podrán recuperarse en décadas, incluso si el sargazo dejara de llegar a las playas. Una de ellas es la muerte del 90 por ciento de los corales debido a una combinación de blanqueamiento por altas temperaturas del mar, un virus y la pérdida de calidad de agua por las arribazones de sargazo.
La llegada masiva de estas macroalgas marrones provoca la mortalidad de los pastos marinos cercanos a la costa al cambiar procesos químicos e interferir con su proceso de fotosíntesis, pues obstruyen el paso de luz solar. Además, la acumulación de materia orgánica muerta y su descomposición dejan sin oxígeno al agua y, por tanto, a las plantas.
“Hicimos un estudio y descubrimos que desde 2015, cuando empezaron las grandes afluencias, hubo un incremento en la captura de carbono orgánico (realizada por las praderas subacuáticas que sobrevivieron). También observamos que, a la par, éstas siguieron sedimentando el carbono azul (carbono orgánico capturado y almacenado por los pastos marinos) y el emitido por el humano. Esto es importante para mitigar el cambio climático global e incluso el efecto del sargazo”, explica.
Los pastos marinos permiten la crianza de especies comerciales como camarones, langostas y peces. Además, mantienen estables las playas, como hacen las dunas en tierra. Perderlos pone en riesgo a las costas.
“Ante una tormenta, por ejemplo, los sedimentos pueden ser arrastrados, pero los pastos los retienen y evitan la erosión costera que hoy vemos en Quintana Roo. Somos pioneros en identificar la interacción del sargazo con esta problemática y lo hacemos en coordinación con el Instituto de Ingeniería de la UNAM”, señala Brigitta van Tussenbroek.
Entender al sargazo
El laboratorio de la investigadora (en colaboración con Edén Magaña, responsable del área de acuarios en Puerto Morelos) busca conocer a detalle la fisiología y biología de esta macroalga mediante un sistema especial de cultivo controlado en el que han hecho experimentos para ver cómo reacciona a cambios de temperatura, salinidad y nutrientes.
“El mar de los sargazos es mucho más frío que el trópico y más salino en comparación con el Gran Cinturón que recibe las afluencias de diversos ríos como el Amazonas. Buscamos entender su dinámica a escala del Atlántico y qué provoca su rápido desarrollo. Detectamos que, en condiciones favorables, el sargazo duplica su biomasa en cinco días y medio, es decir, si en el día cero es de un gramo; al quinto y medio son dos; para el 11, cuatro y, en el 16 y medio, ocho”.
Las condiciones óptimas que registraron para que se dé este aumento fueron 28 grados en la temperatura, 30 de salinidad y la presencia de nutrientes (en las proporciones que consideraron necesarias) como el nitrógeno, fósforo y hierro (si se omite este último, no crece demasiado).
“La ciencia ha hecho posible, por ejemplo, desarrollar un algoritmo que permite detectar, de forma cada vez más fiable, los mantos de sargazo en mar abierto. Lo que generamos es fundamental y seguirá siéndolo para crear o ajustar estrategias de manejo”. El trabajo científico como el que realiza Brigitta van Tussenbroek en su laboratorio, ha sido importante para avanzar en el conocimiento sobre el sargazo y planear estrategias efectivas de control.
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