Como terapeuta, constantemente me llegan personas y parejas que dicen estar en una “relación tóxica” o tener cerca a alguien que es una “persona tóxica”.
Sin embargo, utilizar el término “tóxico” resulta vago e impreciso, pues no permite profundizar en lo que desean expresar, de manera que, ya sea en talleres o en consulta, cuando me dicen: “tengo una relación tóxica”, yo les pregunto a qué se refieren con eso y qué significa para ellos.
Recientemente, en mis redes, hice las mismas preguntas y algunas de las respuestas fueron:
- “Una relación tóxica es aquella que no te deja ser libre, ser tú misma (o), que te da limitaciones y que te daña”.
- “Aquella en la que no puedes ser tú y te absorbe la felicidad, la libertad y las vivencias”.
- “La que te golpea y después te pide perdón”.
- “Faltas de respeto, comunicación deficiente, abuso emocional y físico, expectativas irreales sobre el funcionamiento de una pareja (normalmente asociadas al amor romántico y sus mitos), posesividad y control”.
- “Es aquella donde te vas perdiendo a ti mismo, donde solo te utilizan, manipulan; lo peor es que lo sabes, pero no lo dejas”.
- “Pienso que es cuando esa persona no te deja ser tú, te manipula, quiere controlar todo lo que uno quiere o desea hacer y son celos excesivos”
Pareciera que cuando alguien dice que tiene una relación tóxica está planteando, de manera disfrazada, una relación de codependencia emocional y, sobre todo, una relación violenta. Son personas que tienen una experiencia relacionada con la dificultad para manejar las necesidades afectivas y, por lo tanto, una subordinación hacia la pareja.
Mis 22 años de experiencia como psicólogo clínico me han permitido identificar que el término “tóxico” se ha romantizado y su uso genera una normalización de la violencia.
La palabra “tóxico”, entonces, puede estar encubriendo una relación de violencia y, al mismo tiempo, una necesidad afectiva emocional que no ha sido satisfecha de manera adecuada, por lo que reducirla a un solo vocablo, no nos proporciona muchas herramientas para superar la situación.
¿Existe algo que haga que una persona sea “tóxica”?
Te invito a que preguntes a las personas que conoces qué es una relación tóxica. Seguramente encontrarás que, de manera no manifiesta o, por el contrario, muy visible, mencionarán “celos”, “manipulación”, “violencia”, y un vínculo conflictivo, que genera miedo a perder a alguien (o algo), conduciendo a que una de las partes se subordine a la otra.
Las mal llamadas “relaciones tóxicas” entrañan necesidades emocionales no reguladas, que generan una dependencia afectiva y al quedarnos con esa etiqueta, sin entenderla ni analizarla, podemos experimentar impotencia para establecer límites en la relación.
En conclusión, si consideras que estás en una “relación tóxica”, es crucial que busques apoyo profesional para romper los patrones y conductas repetitivas que se han presentado en ese vínculo. Con el acompañamiento adecuado, puedes trabajar en el desarrollo de tus habilidades emocionales, sanar las heridas que han originado esa relación difícil y, sobre todo, romper el ciclo de violencia que se ha gestado.
¿Tóxicas? Solo las sustancias, y no todas
Psic. Raúl Rodríguez / Tel. 985 103 42 63 / @psicraulrodriguez
Raúl Rodríguez Sansores es egresado del I Curso-Taller de Periodismo Ciudadano organizado por Vive Mérida y Habitación Propia.
Felicidades
Excelente publicación y un trabajo excelente