A lo largo de diez mil años de domesticación, los gatos han desarrollado doscientas setenta y seis expresiones faciales distintas, las cuales han aprendido de la comunicación con el humano. Un estudio publicado en la revista Science Direct así lo revela.
“Tenemos una historia muy profunda con los gatos, y por eso hay un interés creciente en descifrar sus emociones”, dijo Brittany Florkiewicz, psicóloga comparativa y evolutiva del Lyon College de Arkansas, Estados Unidos, quien dirigió el estudio.
Según los resultados, se identificaron veintiséis movimientos musculares únicos que, en diversas combinaciones, dan lugar a doscientas setenta y seis expresiones faciales. De estas, el cuarenta y seis por ciento se clasificaron como amistosas, el treinta y siete por ciento como antipáticas y el diecisiete por ciento como ambas. El estudio se enfocó en cómo interactúan los gatos entre ellos.
Para realizar el estudio, los investigadores dedicaron ciento cincuenta horas al CatCafe Lounge en Los Ángeles, California, Estados Unidos, un refugio sin ánimo de lucro donde los visitantes pueden conocer hasta treinta gatos disponibles para adopción.
El equipo empleó un sistema de codificación de expresiones faciales denominado Facial Action Coding System, o CatFACS por sus siglas en inglés. Dicho programa puede detectar hasta el más mínimo movimiento muscular.
Como ejemplo, el sistema puede distinguir una sonrisa genuina de una forzada en los seres humanos. A pesar de que en ambas se sonríe, existen pequeñas diferencias notorias.
Después de varias horas en el café de gatos, los investigadores grabaron ciento noventa y cuatro minutos de interacción felina, excluyendo comportamientos no comunicativos como bostezos o la acción de masticar.
Al analizar cincuenta y tres gatos domésticos de pelo corto, descubrieron una amplia gama de expresiones que combinan movimientos variados de ojos, orejas y labios, y que la mayoría eran de índole amistosa.
De hecho, los felinos reconocen ciertas expresiones como amistosas, por ejemplo, cuando dirigen las orejas y los bigotes hacia adelante y cierran los ojos.
No obstante, existen expresiones como la “cara de juego” (con orejas y bigotes hacia adelante y la boca hacia atrás) que no resultan tan evidentes.
Una lamida en los labios podría indicar que el gato espera una golosina, pero si se combina con pupilas semi cerradas y orejas aplanadas, se convierte en una señal poco amistosa.
En general, los bigotes resultan muy reveladores: los gatos contentos o felices casi siempre los orientan hacia adelante.
Sin embargo, el significado de algunas expresiones felinas sigue siendo un enigma, y el equipo planea continuar con el estudio para descifrarlo.
De hecho, para transmitir sus intenciones, los gatos no requieren contacto visual. Por ejemplo, al custodiar su plato de comida, envían una señal con su postura corporal, sin necesidad de adoptar una expresión facial específica.
Utilidad de la investigación
La investigación podría motivar a otros científicos a estudiar las expresiones faciales en especies de gatos salvajes, que son más solitarios. Si estos comparten expresiones significativas concretas, se facilitaría discernir si la domesticación ha dado lugar a una mayor variedad de expresiones en los gatos domésticos.
Además, este estudio tiene una aplicación práctica, ya que podría ayudar a desarrollar una herramienta estandarizada de expresiones faciales, que permitiera al personal y a los voluntarios de los refugios de animales, identificar ciertas señales y actuar en consecuencia.
Por ejemplo, cuando dos gatos llegan juntos al refugio, se puede considerar si están unidos. Reconocer las diferencias en sus expresiones faciales podría indicar lo contrario y orientar al personal hacia la búsqueda de un amigo felino más adecuado.
Artículo originalmente publicado en UNAM Global
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