Un 14 de octubre distinto a los demás.
Quizás para algunas personas sea más especial, porque cumplen años o porque nace un bebé en la familia, tal vez para otras sea un día de tristeza porque perdieron a alguien.
Pero, en aquellos casos en los que nada extraordinario sucedió un 14 de octubre, corre como un día cualquiera.
No así este año. Este 2023 el 14 de octubre tomó gran relevancia para México (y algunos países de América Latina), pero especialmente para Yucatán (y otros Estados) donde un eclipse solar anular que no se vivía desde casi 30 años (en 1994), ocurrió con 90% de visibilidad.
Este 14 de octubre fue distinto porque, aunque podría haber gente desinteresada en este espectáculo en el cielo, la mayoría abrió los ojos con un objetivo común: apreciar este evento natural.
Así, con eventos en diferentes lugares como Sisal, Celestún, Tekax y otros, este día incentivo a la gente a detenerse por un momento para mirar el cielo con expectativa sobre lo que ocurriría.
Para muchas personas este suceso astronómico representó incluso vivir un momento familiar, comunitario o con amistades.
Esta mañana yo desperté pensando en ir al Gran Museo del Mundo Maya a mirar el eclipse, pues esperaba también observar la cara de infancias emocionadas por vivirlo por primera vez en sus vidas; sin embargo, el sentido comunitario ganó al final.
Tres amistades, dos pares de lentes especiales y yo nos unimos en un área verde con pan de muerto, manzanas y uvas para mirar el cielo, pero también las sombras formándose como Lunas en el piso o en nuestra piel.
Comenzamos a jugar con avisarle a la gente para que se sumara y una amiga optó por que no fuera una broma, sino avisar mediante un grupo para quien quisiera ir al área verde donde nos encontrábamos mirando.
Llegaron entonces dos familias con sus hijas e hijos. Un evento que miro con mucha sensibilidad, pues es un recordatorio de volver a lo básico: a los encuentros, a la naturaleza.
Creo que es posible utilizar la tecnología como una herramienta invaluable para esto. Hoy hubo un pretexto agigantado que permitió esto, pero no siempre es necesario encontrar algo tan grande para reunirnos.
La fecha que repetí una y otra vez al inicio de este texto, tal vez se nos olvide algún día, pero no lo hará el recuerdo de la Luna posándose delante del Sol, ni de las sombras convirtiéndose en este astro. Atesoremos el encuentro del Sol con la Luna, pero también los que vivimos.