Del estómago al espíritu. Reffetorio Mérida, restaurante comunitario

Alimentar el cuerpo es una necesidad, pero también lo es alimentar el alma; en el restaurante comunitario “Reffetorio”, procuran cubrir ambas necesidades, convirtiéndose en un espacio para crear conexiones humanas.

Claudia Georgina Bolio Pacheco, coordinadora del Reffetorio en Mérida, dio a conocer que a la hora de la comida la gente no solamente tiene un plato en la mesa, sino también un momento de convivencia.

Claudia Bolio Pacheco

“La gran mayoría de las personas que vienen se encuentran solas y hablo de la soledad física, no tienen redes de apoyo, pero también mucho tema emocional, de salud mental”.

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El trabajo de Reffetorio principalmente está enfocado en personas que viven en situación de calle y de la tercera edad, por lo que el encuentro en la mesa, no solamente representa tener alimento, sino un espacio con trato digno. “Va más allá solo de venir a comer, vienen a hacer conexiones humanas”.

Aunque las personas suelen rotar y no se encuentran las mismas todos los días, este espacio continúa convirtiéndose en un punto de encuentro, un espacio de convivencia y conexión para quienes les visitan.

Y es que en la calle 60 por 69 tan solo tienen lugar para 100 comensales, pero su labor es extendida hasta otros comedores y centros de rehabilitación para personas con VIH y/o adicciones, así como un asilo. Estas organizaciones, se llevan los platillos y los comparten con sus propias comunidades.

“Somos un centro cultural gastronómico, los miércoles tenemos un programa de actividades culturales que incluyen club de cine, club de lectura, club de pintura, visita a museos, en donde la idea y la esencia del proyecto a nivel mundial es alimentar el cuerpo, pero también el espíritu”.

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Además, reconociendo que la comida no es la única necesidad, procuran realizar vinculaciones con instituciones que puedan apoyar a la gente si llegan a requerirlo, tales como salud y educación.

¿Sabes qué es el Reffetorio?

El proyecto, contó la coordinadora, inició en Italia en el año 2015 con el chef Massimo Bottura como fundador y actualmente existen 11 alrededor del mundo (solo uno en México); Claudia precisó que hay muchos otros comedores comunitarios (en Mérida y en todo el país), pero este es el único que es un restaurante comunitario.

Informó también que en el caso particular de Mérida, tras iniciar sus actividades en plena pandemia por COVID-19, repartiendo comida en las calles, han incrementado de 30 hasta 350 platillos diarios.

Con rutas de recuperación establecidas, tienen enlaces con lugares como la Central de Abastos, Tere Cazola, Kukis by Maru y muchos otros negocios locales como fruterías, supermercados y más, que les permiten recibir insumos que están en buen estado que ya no pueden comercializar.

Esto, abundó, significa que no solamente les dan los alimentos, sino que les llevan el servicio a la mesa, además de contar con meseros, garroteros, lavalosas, chefs, brindándoles platillos bonitos a la vista y balanceados.

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