Las modificaciones en los libros de texto han causado controversia y Yucatán no ha sido la excepción con las opiniones; señalan problemáticas en los documentos y el Gobierno del Estado incluso decidió no realizar su distribución hasta contar con una mesa de trabajo al respecto.
Elías Dájer Fadel, presidente de la Asociación Mexicana de Escuelas Particulares (Amepac) Yucatán, precisó que únicamente han logrado ver los libros en formato digital, por lo que “no son garantía de que sean así”.
A pesar de ello, habló sobre el contenido que han podido analizar desde la asociación, “hay una serie de problemas con ellos”, resaltó que desde el inicio formaron parte del proceso para la elaboración de los libros; sin embargo, declinaron cuando les informaron que los libros no serían socializados, aunque la AC pidió que así fuera.
Dájer Fadel dio a conocer que además para formar parte del proceso les pedían firmar un acuerdo de confidencialidad con el que no estuvieron de acuerdo, por lo que finalmente no participaron en el proceso.
“En el tiempo que participamos en la hechura del libro de ética de quinto grado, participaron 58 profesores, creemos que al final participaron mil 600, mil 700 maestros en general, lo cual no es nada comparado con el millón 700 mil maestros y maestras que hay en toda la república, entonces, el grupo de personas que participó en la hechura fue muy pequeño y, desde luego, no puede contar como si fuera una consulta como se debió haber hecho”.
Las contribuciones, además, fueron de forma individual y compendiado por una entidad central, “pero nadie sabía si se iba a utilizar el material mandado o no”; desde su visión, hubo falta de control en lo que iba a incluirse en los libros.
Ya revisando el producto, calificó de problemático el contenido, señalando que hay mucho material que no es acorde con el nivel educativo al que se dirige.
Explicó que al trabajar con campos formativos se forman las bases para el aprendizaje, lo cual resulta funcional para el nivel preescolar; no obstante, al llegar a la primaria los recursos deberían ser más complejos, dividiéndolos por materias.
“Pero si utilizamos un sistema que es muy básico como es el del campo formativo y lo llevamos a ser utilizado en la primaria, en la secundaria y la preparatoria, entonces estamos disolviendo la cantidad de conocimiento y la profundidad que el alumno va a tener”.
En cuanto el contenido, opinó que en el libro de lenguaje de primero de primaria hay una poesía particularmente que no es acorde a la edad de las y los niños; señaló también que hay ejemplos con unidades de medida muy grandes que las infancias aún no dominan.
“Hay contenidos que son para personas mayores y que están siendo utilizados en libros para niños, utilizan el lenguaje coloquial y no lo utilizan correctamente”, puntualizó.
También comentó que algunas de las historias narradas en estas obras son de culturas indígenas, sin embargo, –opina– son fuera de lugar, por ejemplo, una de un monstruo que es asesinado por un niño, atacándole hacia los testículos (sin razón aparente). “Es una descripción de una violencia tal que definitivamente no es adecuada para este nivel de estudios, no para niños de primero de primaria”.
Aunque reconoció que hay sensibilidad, priorizando que desde la infancia tengan contacto con las culturas nativas del país, “existen todo tipo de historias y no es necesario incluir este tipo de cuentos que puede entender un adulto en el contexto, pero para un niño de seis años un mensaje como ese es extremadamente violento”.
“Celebramos la intención del Gobierno de la República de querer mejorar los libros de texto, por eso nos inscribimos para participar en el ejercicio (…) creo que la intención en este programa fue trabajar de manera fuerte la transversalidad, el problema aquí es que se exageró”.
Pasaron de un extremo a otro, dijo, siendo que antes se centraban en la memorización y ahora ni siquiera existen materias; además, están en desacato con respecto a la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que sentenció no distribuir los libros hasta hacer una consulta, por el amparo en el que madres y padres, quienes denunciaron que faltó dicha consulta antes de presentar el resultado final.
Las infancias también opinan sobre sus libros
Ivanna tiene 7 años y acaba de concluir el primer grado de primaria, este año ingresará a segundo y cambiará el tipo de libro que ha recibido; aunque no conoce sus libros nuevos, los anteriores le gustaban mucho tal y como eran, aunque también espera que los nuevos tengan más actividades para realizar, así como lecturas para que le lean en la escuela o en casa con mamá.
Elías, a sus casi trece años, finalizó la primaria este 2023; sin embargo, no puede opinar mucho sobre los libros de texto porque asegura que jamás los utilizaron en su escuela. “Nunca los leímos. Nunca. Ninguno”.
El trabajo escolar, dijo, lo realizaban en sus libretas, haciendo investigaciones y tareas, así como resolviendo preguntas de un libro que tenía la maestra para impartir sus clases. Además, “nunca nos dieron el Atlas”.
Ya en la secundaria, Natalia cuenta que tampoco utilizaba todos sus libros, sino que dependía de cada docente si los requerían o usaban otros; en español, por ejemplo, le compraban un libro de actividades a la maestra.
Los libros de texto que usaban de vez en cuando, no le gustaban, expresó. “Casi no se usaban, solo los llevaba de paseo, era raro que algún maestro use algún libro”. Ahora que sus libros cambiarán espera que puedan contar con más actividades para resolver.
También la mamá de Ivanna, dio su opinión, indicando que suele estar al pendiente del contenido de los libros de su hija para poder orientarla cuando tiene tareas; “me gusta el contenido, pero me gustaría que fuera un poquito más inclusivo”.
Aunque reconoce que los libros que ha utilizado su hija son muy diferentes a los que ella misma tuvo en la primaria, mira que requieren de más actividades porque al contar con tanto texto sin que intervengan en el libro, pierden la atención más fácilmente.
En Yucatán, la SEGEY informó que no distribuirá los libros de texto
En Yucatán, la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (Segey) el pasado 7 de agosto, informó que ya están en la entidad los libros de texto, pero que los mantendrán “en custodia” y no los entregarán hasta realizar mesas de trabajo con madres y padres de familia, asociaciones civiles, docentes, autoridades educativas estatales y federales.
A través de un comunicado, señalaron que es por todas las inquietudes que han surgido con respecto a los libros que llevarán a cabo las mesas de trabajo, que también contarán con la presencia de especialistas para analizar los ejemplares y complementar con materiales adicionales si así se requiere.
Eso sí, considerando que siempre entregan los libros a finales de agosto, dijeron que el trabajo será realizado antes de dotar de libros en los centros educativos.