La feria del Parque de la Alemán existe desde hace 25 años y ha visto pasar a tantas generaciones como recuerdos y nostalgia les crea hoy a las personas adultas que llevan a sus niñas y niños para disfrutar de este espacio.
Beatriz Cáceres, la actual propietaria de la feria, creció entre juegos mecánicos, canicas y luces que recuerda con cariño. Ahora, en su vida adulta, al hacerse cargo de este sitio lo único que desea es preservar el legado que su padre comenzó.


«Esta feria la inició mi padre, don Rubén Cáceres […] lamentablemente ya hace dos años que falleció, pero se sigue la tradición y en el parque tenemos ya como 25 años […] Mi abuelo fue Simón Cáceres Baqueiro (quien desde 1927 aproximadamente ya contaba con este tipo de juegos mecánicos en la ciudad) y esto ha sido de generación en generación».
Las y los niños que venían a disfrutar ahora son adultos, pero vienen con sus hijos, reconoce Beatriz. Y muchas veces cuando llegan, mira con gracia, que son ellos quienes tienen más ganas de subir a los juegos que los niños.

«Nos toca a veces que el niño no quiere subir, pero el que quiere subir es el papá»,
cuenta entre risas, recordando la importancia de que también las niñas y niños sean quienes deciden subir, para evitar que lloren en el juego.
Mucha gente que llega, le cuenta cómo disfrutó su infancia gracias a la feria y para ella es muy grato recibir esos comentarios que le recuerdan el impacto que tiene para las niñeces la existencia de esta feria.
Un corazón lleno de recuerdos entre juegos que giran y giran
«Yo he estado en esto y lo conozco desde pequeña, para mí es algo natural estar aquí».


Algunas experiencias que vivió, hoy le llevan a recordar la importancia de la seguridad. Cuando era niña, se lastimó. En aquella ocasión, se le enredó el pie en un juego; como ella sabía manejar los juegos y conocía la feria desde siempre, no tuvo el cuidado suficiente y experimentó una quemada que lleva como recuerdo no solamente en la memoria, sino también en una cicatriz.
Esos recuerdos, no solamente permanecen en su interior, sino que también le sirven para siempre estar al pendiente de brindarles mantenimiento a los juegos, cuidando a las niñeces que los visitan; así como para pedirles a madres y padres que estén muy atentos de sus hijos, pues a veces por la emoción salen corriendo y si están cerca de un juego que está girando, pueden ponerse en riesgo.
La feria continuará, mientras el público se interese en ella, asegura. «Esperamos que esto pueda continuar, porque incluso he recibido comentarios de otros estados que no tienen la tranquilidad para salir y aquí sí, pueden disfrutar a sus hijos corriendo y girando, porque hay varias atracciones en el parque, no solo la feria».
«Cuando ves las caritas de los niños que se están divirtiendo, disfrutan su paseo en los caballitos o en algún juego que se transporta, se siente muy bonito […] Esto es algo que niños y grandes han disfrutado por generaciones y espero que en un futuro sigamos igual«.
Si tú también quieres visitar la feria, ya sea para recordar, o para traer a tus hijos, puedes hacerlo de lunes a domingo desde las 5:30 p.m. hasta 10:30 p.m. El boleto para vivir esta experiencia cuesta 40 pesitos.


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