¿Por qué los jóvenes se sienten solos?

La adolescencia suele evocar la imagen de una etapa que transcurre en grupo, rodeada de amistades y conexiones cercanas. Sin embargo, no siempre es así. Datos recientes revelan que hoy en día los jóvenes se sienten más solos que los adultos mayores, quienes tradicionalmente eran las principales víctimas de la soledad no deseada. Es como si la pirámide se hubiera invertido.

En esta etapa, la soledad es más intensa debido a la importancia que tienen las relaciones sociales para formar la identidad personal. En cambio, en la adultez, esta sensación suele ser provocada por la pérdida de la pareja, el distanciamiento social o la independencia de los hijos, lo que deja a algunas personas sintiéndose solas.

De manera preocupante, el estudio internacional HSBC revela que la sensación de soledad está apareciendo a edades más tempranas. En México, y particularmente en Yucatán, este fenómeno no es ajeno.

Soledad deseada vs. no deseada

Buscar momentos de soledad puede ser una experiencia enriquecedora si es voluntaria. El problema surge cuando la soledad no es una elección, sino una imposición. Sentirse solo ocurre cuando hay una brecha entre las relaciones que uno tiene y las que realmente desearía tener.

Dado que se trata de una sensación subjetiva, estar físicamente aislado no siempre significa sentirse solo. Al contrario, un adolescente puede sentirse profundamente solo a pesar de estar rodeado de personas.

En Yucatán, donde la cultura de comunidad es fuerte, uno pensaría que la soledad sería menos prevalente. Sin embargo, diversidad de datos, entre ellos la alta tasa de incidencia al suicidio, sugieren que algo está ocurriendo. El estigma social que rodea a la soledad, sobre todo entre adolescentes, podría afectar emocionalmente a los jóvenes.

Factores que explican la soledad

La soledad adolescente está relacionada con múltiples factores. Por ejemplo, ser víctima de acoso escolar en la infancia puede aumentar el riesgo de sentir soledad en la adolescencia. De acuerdo con estudios realizados en el país, más de la mitad de los jóvenes que se sienten solos han enfrentado bullying. Otros factores como la pobreza, el rezago escolar o la falta de acceso a actividades extracurriculares también inciden en la probabilidad de sentirse aislado.

El impacto de la tecnología

Aunque parezca contradictorio, quienes más usan internet y redes sociales para socializar tienden a sentirse más solos que aquellos que las usan para otros fines.

Uno de los factores clave que contribuye a la soledad en esta etapa es tener menos relaciones sociales de las que se desean, o que estas sean únicamente en línea. Las relaciones exclusivamente digitales duplican la probabilidad de sentirse solo, lo que sugiere que las interacciones cara a cara tienen un papel protector para el bienestar emocional.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Frente a este problema, los desafíos son grandes. El primer paso es entender la soledad desde la perspectiva de los adolescentes para desarrollar estrategias que aborden sus necesidades. Es importante crear más espacios en las escuelas y en la comunidad para fomentar encuentros cara a cara.

El segundo reto es contar con herramientas que detecten a tiempo a los adolescentes que se sienten solos, permitiendo así intervenir antes de que el problema se cronifique. Además, es crucial incluir la temática de la soledad en la capacitación de maestros, psicólogos y otros profesionales que trabajan con jóvenes, así como implementar políticas públicas que promuevan espacios de inclusión y pertenencia, como actividades extracurriculares y espacios juveniles en colonias y municipios.

Implicaciones para la salud mental

Este fenómeno tiene implicaciones serias para la salud mental. La ansiedad y la depresión no solo son síntomas de esta soledad, sino también factores que la agravan, ya que quienes padecen estos problemas tienden a aislarse más, lo que empeora su estado.

Probablemente estemos ante un reto social en el que la calidad de las relaciones importa más que la cantidad. En un entorno donde la hiperconexión digital es la norma, parece que las conexiones más significativas y profundas son las que realmente marcan la diferencia para el bienestar de nuestros jóvenes yucatecos.

Es hora de repensar cómo construimos nuestras comunidades y cómo podemos apoyar a las nuevas generaciones para que no solo crezcan, sino que también se sientan acompañadas y comprendidas.

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