Los retos virales en las redes sociales, como el consumo de medicamentos controlados, la ingesta de cactus con espinas, la autolesión con navajas, la cocción de pollo con jarabe para la tos, y la colocación de condones a través de la nariz, han puesto en peligro la vida de menores de edad en su afán por obtener más “Me gusta”. Aunque no existe una cifra oficial, en países como Brasil, Venezuela, México, Estados Unidos, Italia, Reino Unido y Australia, se han registrado al menos 48 muertes o casos de daño irreversible a la salud.
Según Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, muchas veces los retos en la adolescencia están relacionados con la aceptación social, lo que lleva a los jóvenes a realizar acciones peligrosas. Actualmente, la plataforma Tik Tok es una fuente importante de estos retos de alto riesgo, pero también se han difundido a través de YouTube, Facebook y WhatsApp.
Además, el consumo de fármacos como Clonazepam o Diazepam, utilizados para calmar la ansiedad, el estrés y la depresión, puede tener efectos negativos e irreversibles si los jóvenes los consumen sin conocer su estado de salud. Estos retos no son nuevos, ya que antes se consideraban “juegos chuscos”, pero ahora han aumentado en gravedad y es responsabilidad de los adultos inculcar un pensamiento crítico en los jóvenes para ayudarles a tomar decisiones informadas.
“¿Hasta qué punto las redes sociales ejercen una fuerza tan grande sobre nosotros que comenzamos a hacer cosas peligrosas con el objetivo de obtener ‘Me gusta’?”, se pregunta Sánchez Castillo mientras reflexiona sobre cómo los adolescentes ponen en riesgo su vida.
El investigador explica que los jóvenes buscan reconocimiento digital y una identidad en las redes sociales, especialmente debido a cómo cambió la forma de interacción durante la pandemia. Antes de 2019, a los menores de edad se les permitía usar dispositivos electrónicos entre 2 y 4 horas, pero con la pandemia, se les permitió utilizarlos por más de 6 horas para fines educativos, de comunicación y entretenimiento.
Sánchez Castillo destaca que las redes sociales son parte de la nueva realidad de los jóvenes, por lo que es importante establecer límites en el tiempo de exposición y fomentar la capacidad de dudar de la veracidad de los contenidos que se encuentran en línea. Además, advierte que algunos contenidos explícitos pueden ser generados por personas con problemas de salud mental o adaptación social, que pueden tener intenciones perjudiciales o autolesivas, pero que se presentan de una forma atractiva o inofensiva.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la mitad de los trastornos mentales en la edad adulta comienzan antes de los 14 años, pero la mayoría no son detectados ni tratados. Por lo tanto, es necesario tomar medidas para prevenir accidentes en línea y detectar problemas de salud mental en la adolescencia.
Es importante prestar atención a los niños y jóvenes que viven en casa, ya que cambios en sus hábitos de sueño, marcas en su cuerpo o comportamientos inusuales, como el aislamiento social, pueden ser indicios de que algo anda mal y pueden estar relacionados con su consumo digital.
Según Hugo Sánchez, “el acompañamiento de un adulto es fundamental para los jóvenes en muchos aspectos, pero especialmente en lo que se refiere a los contenidos en internet. Los jóvenes también pueden ser víctimas de engaños en línea, especialmente si son susceptibles, por lo que es importante fomentar el pensamiento crítico desde el primer momento en que interactúan con las computadoras. De esta manera, podrán evitar dañarse a sí mismos cuando estén solos.”
La Policía Cibernética del Gobierno de la Ciudad de México recientemente publicó un comunicado en el que alertó sobre los peligrosos videos con desafíos entre menores, y proporcionó algunas recomendaciones para usar internet de manera segura, como configurar sistemas de control parental, descargar y actualizar antivirus en todos los dispositivos electrónicos, utilizar contraseñas fuertes y distintas para cada cuenta, establecer reglas de tiempo de uso de los dispositivos electrónicos, pedir a los niños y jóvenes que se comporten con respeto en todo momento, hablar sobre los riesgos en línea y enseñarles a proteger su identidad.
Según Hugo Sánchez, “prohibir algo solo lo hace más atractivo, por lo que es mejor hablar con nuestros hijos e hijas y hacerles saber que no todos los desafíos virales son negativos. Enfocarnos en encontrar los retos saludables, como bailes, deportes, recetas de cocina, lectura o aquellos que involucren a toda la familia, es una mejor opción.”
Artículo publicado por UNAM Global