En los últimos años, la capital yucateca ha vivido una transformación de doble filo en su movilidad: por un lado, una modernización del transporte público; por otro, un retroceso que se siente a diario en las calles, donde el tráfico y la inseguridad amenazan con anular cualquier avance.
La promesa de una “Movilidad Amable y Sostenible” choca con la realidad de un sistema aún insostenible, tanto en lo financiero como en lo humano.
La supuesta modernidad: El Sistema Va y Ven
El avance más tangible y celebrado por algunos ciudadanos y discutido por otros, es el nuevo Sistema Metropolitano de Movilidad, cuyo pilar es el Va y Ven. Esta iniciativa ha cambiado la imagen de la ciudad con autobuses más modernos y, por primera vez, una cobertura territorial un poco más ambiciosa.
Según los datos, la expansión es:
- Cobertura: El 45.43% de los habitantes vive a solo 400 metros de una ruta del Va y Ven y, según datos oficiales, para el 2040 el sistema servirá al 76% del territorio del límite urbano.
- Tecnología y Seguridad: Se ha implementado el pago con tarjetas bancarias contactless y dispositivos móviles en todas las unidades , agilizando el abordaje. Además, un piloto tecnológico demostró que se lograron reducciones en incidentes de exceso de velocidad y frenado brusco en las rutas.
El costo de este transporte: Sin embargo, esta modernidad tecnológica incrementó el costo del pasaje de 8 a 12 pesos, aunque considera reducciones en el precio por transbordos (a 6 pesos en el primer transbordo y 0 pesos en el segundo y tercero, siempre que ocurran en un máximo de dos horas desde el primero). Los usuarios de la tarifa social (estudiantes y adultos mayores), que pagan $5.00 MXN , dependen de la tarjeta inteligente tradicional para hacer válido su descuento, creando una brecha en la experiencia de usuario entre quienes pagan tarifa completa y quienes más necesitan el subsidio.
El Retroceso Silencioso: Congestión y Descuido
Mientras el gobierno ha invertido en autobuses y distribuidores viales (como los del Periférico para robustecer el flujo logístico ), dos problemas estructurales siguen sin resolverse, afectando la calidad de vida de la mayoría de los ciudadanos:
1. Lacrisis del parque vehicular privado
El avance del transporte público se ve opacado por la motorización acelerada de Yucatán, que genera una saturación crítica.
La Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) reportó que en 2025, el crecimiento de motocicletas fue del 10%, y el de automóviles del 3%, mientras que el aumento poblacional fue de solo 1.8%. En otras palabras, las motocicletas aumentaron seis veces más rápido que la población.
Este fenómeno tiene consecuencias directas:
- Inseguridad vial: La congestión y la presión por cumplir los tiempos de recorrido obligan a los conductores (incluso de transporte público) a exceder la velocidad. El crecimiento explosivo de motocicletas en la periferia se convierte en un problema de salud pública por el riesgo de accidentes.
- Calor urbano y contaminación: Las autoridades advierten que la respuesta tradicional de ampliar calles pavimentadas no solo contribuye al calor en la ciudad, sino que incrementa los riesgos de inundación, perpetuando un círculo vicioso ambiental.
2. En el olvido: peatones y ciclistas
A pesar de que más de la mitad de los traslados en el estado (55%) se realizan aún a pie , la infraestructura peatonal es el área con mayor rezago. Los planes oficiales reconocen que esta infraestructura sigue sin cambios significativos.
Para la población más vulnerable, esto es un grave obstáculo:
- Falta de accesibilidad: Un diagnóstico reciente reveló que el 83% de los espacios públicos (como parques) analizados carece de elementos básicos de accesibilidad, como rampas de acceso, pasos peatonales o elementos de soporte, limitando severamente la vida social y la movilidad de las personas mayores.
- Ciclovías inseguras: Aunque Mérida cuenta con 231.8 kilómetros de infraestructura ciclista , esta red presenta problemas severos de diseño, falta de conectividad y, lo más importante, es invadida frecuentemente por vehículos motorizados. La consecuencia es clara: el índice de accidentabilidad ciclista en las calles de Mérida es, lamentablemente, superior al de la Ciudad de México.
3. El gobierno actual ha acusado al Va y Ven de ser un modelo financiero insostenible
El orgullo de los nuevos autobuses enfrenta un riesgo de sostenibilidad fiscal. La Agencia de Transporte de Yucatán (ATY) reportó un déficit operativo masivo: ha destinado más de 1,300 millones de pesos al sistema.
El problema, dicen, es el modelo de concesión: el pago a los operadores se realiza por el recorrido de la unidad (kilómetro recorrido) y no por el número de pasajeros transportados. Esto significa que, aunque un camión viaje casi vacío, se le paga igual, distorsionando los costos, deteriorando el servicio y creando una alta dependencia del subsidio fiscal que, a largo plazo, compromete la supervivencia del sistema.
La prioridad ciudadana: frecuencia y seguridad
La voz de los usuarios es clara. Los estudios del Instituto de Movilidad (IMDUT) señalan que los atributos más valorados por los pasajeros no son las unidades nuevas o los pagos electrónicos, sino la frecuencia del servicio y el menor tiempo de espera.
La modernización es un gran inicio, pero se necesita un cambio de enfoque urgente:
- Reingeniería financiera: El modelo debe cambiar del pago por kilómetro a un pago que premie la demanda, obligando a los concesionarios a mejorar la frecuencia para reducir los tiempos de espera.
- Inversión peatonal: Urge destinar recursos a subsanar la discontinuidad en banquetas y garantizar el 100% de accesibilidad universal en los espacios públicos, especialmente en una ciudad donde caminar sigue siendo el modo de traslado principal.
- Planeación descentralizada: Se necesita una planeación urbana que redistribuya los servicios y fuentes de empleo para que la gente de comisarías y municipios aledaños (como Kanasín y Umán) no tenga que hacer recorridos tan largos para trabajar, permitiendo que las distancias sean caminables o ciclistas.
Mérida tiene una flota nueva, pero la batalla real no se ganará con más asfalto en el Periférico, sino logrando que sea seguro, eficiente y accesible caminar, pedalear y tomar el autobús.
*Este texto fue realizado con ayuda de IA
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