Ayer fue el último día del Carnaval de Mérida 2023, una fiesta que convocó a miles de personas en un evento que había sido suspendido por dos años consecutivos debido a la pandemia por COVID-19, lapso de tiempo que vio partir a Marcelo Sanguineti Briceño, famoso como Jacarandoso por sus comparsas de gran tamaño y llenas de color.
Este, fue el primer Carnaval con su ausencia, una ausencia que fue muy evidente para las personas que solían frecuentar esta fiesta y precisamente esperaban por ver qué nuevo vestuario presentaría Jacarandoso.
Este personaje que jóvenes y personas adultas recuerdan por sus llamativos atuendos, nació el 4 de agosto de 1956 en San Sebastián y, aunque desde pequeño comenzó a participar en el Carnaval, fue en 1980 cuando creó su primera comparsa con la ayuda de su familia y la comunidad vecinal, fue entonces que el apodo “Jacarandoso” hizo su aparición.
A partir de esto, se volvió el “Rey Feo” y comenzó a crecer su fama hasta convertirse en la figura clave que fue hasta el último Carnaval del que formó parte, pues no solamente sus vestuarios eran enormes y coloridos, sino que también sus comparsas eran muy numerosas, llegando a participar más de 400 personas en ellas.
20 años después de sus inicios se convirtió en el Rey del Carnaval y para 2005 fue nombrado «Embajador de la Alegría»; el impacto de Jacarandoso fue tal que para el 2019 el Comité Permanente del Carnaval de Mérida le dedicó una sala con fotografías, esculturas y proyecciones 3D de su trabajo en el Museo de la Ciudad; incluso es conocido por algunas personas como “El Rey Eterno”.
Su ausencia para el Carnaval de este 2023, fue tan evidente, que no le permitieron irse sin pasar desapercibido; dentro de Ciudad X’Matkuil hubo un pabellón para recordarlo, recordar su legado y todo el impacto que tenía en esta fiesta, no solo por lo grandes de su comparsa, sino por la pasión que contagiaba.
“En este espacio hacemos un reconocimiento a la entrega de Marcelo y queremos que todos conozcan un poco más sobre la persona detrás del personaje, así como compartir su trabajo a través de los trajes que él mismo elaboró en su taller, que también fue su casa; en donde surgió la inspiración para crear con plumas, pedrería, canutillo, perlas y diamantina estos increíbles disfraces”, se leía en la exposición.
Baile, alegría, espíritu carnavalero llenaban el espacio cuando la comparsa de Jacarandoso hacía su aparición, cada año con creatividad y diseños únicos durante cada desfile, contagiando incluso a las nuevas generaciones por interés en el Carnaval.
Jacarandoso se fue, pero su legado quedó marcado para siempre en Mérida, una persona que valoró y compartió tanto en las calles de Paseo de Montejo y Ciudad X’Matkuil que desde un año antes de cada Carnaval, ya se estaba preparando.