Vie. Ago 1st, 2025
Équre es una asociación civil que brinda atención a niñas y niños con discapacidad o condiciones particulares, con caballos, les brindan terapia especializada al tiempo que les acompañan amorosamente en el proceso.

Équre no es solamente un lugar al que se llega para recibir equinoterapia, sino que es «la casa de muchos», así lo percibe Claudia Baiman, terapeuta y encargada del bienestar animal, quien deja muy claro que en la atención que brindan a niñas y niños con diversidad de condiciones, el caballo es un medio terapéutico gracias a: su calor corporal, su movimiento y el patrón de marcha.

Desde hace 28 años aproximadamente, la asociación ha tomado la labor de acercar la equinoterapia como una opción para personas con condiciones diversas, entre ellas destacan: Autismo, Síndrome de Down, TDAH, parálísis cerebral, Agenesia de Cuerpo Calloso, trastornos de ansiedad, entre otros; no siempre lo han hecho en el mismo lugar, Équre comenzó albergándose en el Club Hípico del Sureste, pero con el tiempo logró hacerse de un espacio propio, que actualmente se ubica en Temozón Norte.

«Esto empieza por gente a caballo del Hípico y una persona, que tenía un hijo que montaba y un hijo con Síndrome de Down, entonces cuando vino una persona de Europa que le dijo que daba equinoterapia, comenzó a llevarle a su hijo, luego se juntaron más niños y es así como empieza la equinoterapia en el Hípico», recuerda Claudia.

Con el tiempo, la asociación ha ido creciendo y transformándose, actualmente atienden a 60 niñas y niños; aunque su capacidad máxima es de 70. Hoy en día, cuentan con personal médico capacitado en equinoterapia, pero con diferentes especialidades, desde ortopedia pediátrica y neurología pediátrica hasta nutrición, psicología y tanatología para madres/padres.

Beatriz Adriana Aké Chulim, terapeuta y directora operativa de Équre explica que esta división por especialidades surgió a partir de la necesidad, pues identificaron que existen contraindicaciones para la equinoterapia que madres y padres no estaban tomando en cuenta.

En una ocasión, menciona, los papás de una niña querían que la subieran al caballo, pero desde la asociación se daban cuenta de que ella tenía escoliosis y no sería lo ideal brindarle terapia de este tipo, por lo que decidieron que ya no sería suficiente con pedirles estudios a madres y padres de familia, sino que sería necesario contar con el diagnóstico y seguimiento directamente en la asociación, para minimizar riesgos. Así, comenzaron a formar el equipo que hasta hoy existe y que respalda a Équre.

«Antes pedíamos constancias médicas que avalaran que el niño no tenía ninguna contraindicación, pero nos dimos cuenta que faltaba mucha información de la equinoterapia y sus contraindicaciones en el ámbito médico y decidimos tomar esa parte para tener certeza sobre cómo intervenir».

La nutrióloga de la asociación, Mariana Parra, explica que la alimentación es muy importante para quienes asisten a la terapia, pues no solamente se trata del peso, sino de la energía que requieren para estar en el caballo, así como vigilar la masa muscular que requieren y otros factores prioritarios.

Además de todas estas consideraciones para iniciar el proceso con niñas y niños, también identifican cuando alguien ya necesita otro tipo de terapia, pues aunque en algunos casos pueden extender este tipo de terapia por muchos años, en otros casos requieren probar otras especialidades con el paso del tiempo.


En Équre no solamente brindan la terapia directamente con el caballo, sino que también tienen procesos en piso, previos o posteriores a subirse al caballo.


La experiencia de mamás, papás e infancias

Daniela Almada Salcedo y Raúl Amorós Blanco llegaron a Équre luego de que en julio del año pasado diagnosticaran con autismo a Lucas, su hijo, porque parte de las recomendaciones que llegaron junto con ese diagnóstico era que tomara terapia sensorial y socioemocional, razones que les dirigieron hacia la equinoterapia.

Fue un amigo el que les recomendó la asociación y la experiencia que han tenido lo que les ha hecho permanecer.

«Antes de que empezáramos con las terapias había situaciones… a partir de que empezamos las terapias ha habido muchos cambios en todas las áreas», apunta Daniela.


Cuenta también que antes se caía al caminar, ahora tiene mayor estabilidad y mejor postura; pero también su sociabilidad ha mejorado y su independencia ha incrementado.


Lucas contesta por sí mismo que tiene seis años y se muestra muy contento al finalizar su terapia que, su madre explica, consiste en montar el caballo mientras recibe ejercicios para mejorar la psicomotricidad fina y gruesa, mientras también desarrolla su autonomía al darle instrucciones al caballo.

Lucas no solamente asiste a equinoterapia en Équre, sino que también toma terapia sensorial y terapia socioemocional que complementan sus procesos.

Cómo formar parte de Équre

Las terapias de Équre son para niñas y niños a partir de un año de edad y para poder tomar la equinoterapia lo primero que realizan es una entrevista presencial con papá y mamá, donde se les conoce y se tiene conocimiento de la situación del pequeño, para que desde ese momento se identifique si este tipo de terapia es una opción viable o no. En caso de que no, les brindan asesoría sobre las opciones que tendrían.

«Una vez que los conocemos y se valora, se canalizan al área de ortopedia y nos corrobora si es apto para la equinoterapia. Si no hay ninguna cuestión inflamatoria solo pasa por ortopedia, pero si hay inflamación se pasa con el neurólogo y adicional a esto la nutrióloga les da una consulta para monitorear su peso y talla para hacer integral el tratamiento y de acuerdo con sus necesidades», explica Beatriz.

Todo este proceso, además de ser útil para brindarle al paciente la atención que requiere, también lo es para asignarle a un caballo acorde con su personalidad y necesidades, así como considerar sus intereses dentro de la terapia que recibirá.

La equinoterapia en esta asociación tiene una cuota de recuperación de 2 mil pesos al mes que no solamente implican las dos clases semanales, sino también las revisiones médicas. «Actualmente el costo de una sesión está alrededor de los 600 pesos, en Équre tratamos de que sea accesible».

Puedes apoyar las acciones de Équre

En Équre, ofrecen becas para las infancias que no tienen la posibilidad de pagar por la equinoterapia; pero hacer esto posible requiere del apoyo de la sociedad, por eso, tienen la opción de apadrinamiento, por medio de la cual puedes pagar las terapias de alguien –desde 500 pesos– y conocer al niño/niña que apoyas mediante fotos. Para quienes deseen sumarse pueden comunicarse al 999 030 463.

Además, si no quieres apoyar de forma económica, pero tienes interés en contribuir con esta causa, también puedes optar por la opción del voluntariado. En este caso, sugieren visitar la asociación dos horas por semana para ayudar en alguna de las áreas. «Buscamos que el voluntario aproveche su tiempo y sienta que realmente vino a aportar».

Si te interesa hacer voluntariado aquí puedes comunicarte a través de su Facebook o al: 999 416 5760.

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