Dom. Jul 6th, 2025

Del bullying al renacimiento: nace el Club Fénix, un espacio seguro para jugar y convivir en el parque la Joya

El renacer del Fénix, en equipo de básquetbol


​El Club Fénix de Mérida ha surgido como un símbolo de esperanza y unidad en la comunidad, ofreciendo a niños y niñas un espacio donde el respeto y la pasión por el baloncesto son fundamentales.​


Luego de vivir una experiencia difícil en un club de básquetbol donde algunos jóvenes fueron víctimas de bullying, un grupo de familiares decidió tomar acción. Tres madres y una tía, preocupadas por el ambiente hostil, optaron por dar un giro a la situación y crear un nuevo espacio para sus hijos e hijas.

Así nació el Club Fénix, un equipo que va más allá del deporte. Donde no solo se entrena básquetbol: se construye comunidad, se fomenta el respeto y se cultiva un sentido de pertenencia que muchos de sus integrantes no habían encontrado antes.

El nombre no fue casualidad. «El Fénix siempre renace de las cenizas», explican sus fundadoras, haciendo alusión al proceso de transformación que vivieron las y los jóvenes al dejar atrás una etapa dolorosa y comenzar de nuevo en un entorno de apoyo y solidaridad.

Hoy, el Club Fénix representa mucho más que una cancha: es una familia. Y como en toda familia, el respeto, la empatía y el compañerismo son valores que se practican tanto dentro como fuera del juego.

En conjunto las mamás Suemy Arias, Elen Dorantes y Alejandra Vázquez y la tía Merly Dorantes gestionaron todo lo necesario para crear su club, incluyendo logotipo, nombre, el permiso en la cancha en el Parque La JoyaLos niños, al enterarse, lo primero que hicieron fue invitar a todas sus amistades y así el grupo creció muy pronto. Actualmente entrenan todos los martes y jueves de 5:00 a 7:00 de la tarde.

La tía Merly, que es tía de Mateo –uno de los integrantes del Club– se ha convertido en la tía de todas las y los niños y se emociona al contar que quienes entrenan en el Fénix sueñan con llegar hasta la NBA y las y los adultos que les acompañan están para impulsar ese sueño.

El club comenzó con la categoría de 14 a 15 años y ahora incluye micro (8-9 años), pasarela (12-14 años) y cadetes (14-15 años), sumando 22 niñas y niños. Además, han trabajado en la mejora de la cancha del parque, que inicialmente se encontraba en malas condiciones. Aunque las autoridades tardaron en responder, la comunidad se unió para limpiar y reparar el espacio, logrando que el Ayuntamiento finalmente colaborara con la iluminación.

«Recibimos la cancha, el parque, con hierbas, sin luz, graffiteado… Entonces Suemy reporta a todos lados, al Ayuntamiento, y empezarmos a reportar para que vengan a reparar el parque; pero entre papás y niños empezamos a arreglar», Merly Dorantes, la tía del club.

Suemy cuenta que, aunque hicieron los reportes correspondientes, luego de un mes no recibían la atención solicitada por parte del Ayuntamiento, fue por eso que decidieron comenzar por cuenta propia entre madres, padres, e incluso las y los niños que forman parte del equipo. «Luego vino el Ayuntamiento y hubo la reparación de lámparas». Viendo esta situación, solicitan que el Ayuntamiento brinde mayores apoyos al básquebol, pues perciben que existe una diferenciación entre el apoyo que se le brinda al fútbol en comparación con el que recibe este deporte.

El impacto de sus acciones para crear el club, no se ha quedado únicamente en el equipo, pues les sorprende darse cuenta de que, a partir de que hicieron estos arreglos en el parque y comenzaron las clases de básquet, la gente de la colonia ha comenzado a utilizar las instalaciones que antes estaba bastante abandonadas; incluso se sumó otro maestro con clases de voleibol.

Ahora que el equipo está comenzando, se han ocupado de involucrarse en partidos amistosos, de manera que se vayan dando a conocer y, al mismo tiempo, preparando para cuando entren a las ligas. Apenas hace unas semanas estuvieron en Tekax precisamente para un partido amistoso, pero también han ido a Progreso y jugado dentro de Mérida en Los Héroes, Villa Palmira, y otras colonias. «Estamos esperando que vengan a conocer nuestra cancha».

Debido a que apuestan por el deporte como una vía para la socialización, enseñanza de valores, el cuidado de la salud mental… Además de organizarse para entrenamientos, partidos y arreglos de la infraestructura de La Joya, donde entrenan, también festejan cumpleaños y el año pasado realizaron su posada navideña, precisamente para alcanzar el objetivo de formar una familia.

En el club, procuran organizar actividades que abonen a enseñarles valores: la última actividad que realizaron fue llevarles comida a niñas y niños que viven con cáncer.

Para hacer realidad el club Fénix, han recibido el apoyo de la empresa QD Climas y Servicios quien les donó el primer uniforme que tuvieron: «el blanco», que es el que utilizan para entrenar. Fuera de eso, las madres y padres se han encargado de absorber costos para hacer posible el equipo, pagando una mensualidad de $250 e incluso cuando van a partidos fuera de Mérida, se organizan para hacer sándwiches, ventas de chicharrones u otros productos para costear lo que se necesite.

Las mamás expresan que en este equipo sus hijas e hijos han tenido experiencias diversas y esto es importante porque abona a su educación, independientemente de si ganan o pierden los partidos.

Alicia, Alan, Mateo y Joel compartieron su experiencia en El Fénix y coinciden en que les gusta mucho pertenecer al equipo, pues reciben mucho apoyo y les gusta el deporte que están realizando. Además, reconocen que si no entrenaran no saben que estarían haciendo, pero muy probablemente estarían durmiendo o en el celular. Por la salud, por diversión, para entretenerse, para sentirse bien, son las razones por las cuales recomiendan formar parte de un equipo como este.

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