Mié. Ago 20th, 2025
Yucatán se colocó en el primer lugar nacional en prevalencia de ciberacoso durante 2024, de acuerdo con el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esto significa que casi 3 de cada 10 personas usuarias de internet en el estado vivieron alguna forma de acoso digital, una cifra muy por encima del promedio nacional.

Detrás de los números hay una realidad que afecta la vida cotidiana: el ciberacoso no solo invade la privacidad de las personas, también mina la seguridad emocional. El INEGI señala que el 58.6% de las víctimas reaccionó con enojo, pero la afectación va más allá: 36.7% sintió desconfianza y 30.1% inseguridad tras ser acosadas en línea.


Estas emociones pueden traducirse en miedo a usar redes sociales, dificultad para interactuar con otras personas o incluso aislamiento.


En mujeres yucatecas, el INEGI registró la mayor incidencia del país, con un 30.6% de usuarias acosadas en internet, superando a San Luis Potosí (30.5%) y Durango (28.5%). Para los hombres, el panorama tampoco es alentador: la prevalencia llegó a 28.7%, con un crecimiento de casi nueve puntos en solo un año.

Las formas más comunes de ciberacoso fueron contactos a través de identidades falsas (36%) y mensajes ofensivos o insinuaciones sexuales no solicitadas. Entre las plataformas, Facebook encabezó los casos hacia mujeres (43.6%) y WhatsApp entre hombres (39.3%).

A nivel nacional, el problema afecta al 21% de la población usuaria de internet de 12 años o más, es decir, a casi 19 millones de personas.

La magnitud de este fenómeno deja claro que no se trata de incidentes aislados, sino de una situación que exige atención colectiva. El ciberacoso genera heridas invisibles que afectan la confianza, la tranquilidad y la salud emocional de quienes lo padecen, por lo que especialistas advierten de la urgencia de fortalecer la educación digital, las medidas de prevención y los mecanismos de denuncia.

En un estado como Yucatán, que hoy encabeza la lista, la prioridad debe ser no solo frenar el acoso, sino garantizar a las personas su derecho a habitar internet sin miedo.

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