Son las 7:30 de la mañana y doña Carmen espera a que el tráfico en el Periférico baje un poco para atreverse a cruzar. Vive en una comisaría al sur de Mérida y cada día debe atravesar seis carriles para tomar el transporte que la lleva a su trabajo en el centro. “El puente está lejos y el elevador nunca sirve. Si no cruzo aquí, pierdo el camión”, explica con resignación.
La escena es cotidiana en Mérida, donde el automóvil sigue siendo el rey de las calles y los peatones se juegan la vida en cada cruce. Hoy que se conmemora el Día Mundial del Peatón dejamos aquí unos datos que nos ayuden a tener una visión de los pendientes que tenemos en nuestra ciudad blanca que por momentos se tiñe de rojo por la omisión de una correcta infraestructura peatonal.
El peso de las cifras
- 270 muertes viales en Yucatán durante 2024.
- 28 peatones fallecidos ese año, una cifra que representa al modo de transporte más vulnerable.
- 9 peatones muertos en lo que va de 2025, ocho de ellos en el Periférico.
Detrás de cada número hay una historia como la de doña Carmen, estudiantes, trabajadores y familias que se enfrentan a una infraestructura que pocas veces piensa en ellos.
Periférico: la línea más peligrosa
El Anillo Periférico de Mérida, con más de 50 kilómetros de extensión, es uno de los tramos más letales para peatones. En varios puntos, el transporte público deja a los usuarios de un lado de la vía, mientras sus hogares o empleos están del otro.
Los puentes peatonales, en teoría la solución, no cumplen con su objetivo: son altos, cansados de subir y con elevadores que suelen estar fuera de servicio. “Subir con carriola, con bicicleta o con un adulto mayor es casi imposible. La gente prefiere arriesgarse a cruzar”, señala un auditor vial entrevistado.
Banquetas interrumpidas, banquetas invisibles
En barrios y colonias fuera del primer cuadro de la ciudad, las banquetas son un lujo: hay tramos donde desaparecen, se interrumpen con postes o rampas, o se convierten en estacionamiento privado.
“Caminar en la periferia es caminar por la calle. De noche es peor, porque no hay luz. A veces pasamos pegados a las bardas para que no nos atropellen”, cuenta Jorge, estudiante universitario que vive en Kanasín y estudia en Mérida.
Políticas y promesas
El Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS) Mérida 2040 promete una red peatonal segura, cruces accesibles y velocidades moderadas. En el papel, la ciudad debería priorizar al peatón.
En la práctica, las inversiones han privilegiado proyectos turísticos del centro histórico —como las calles 47 y 60—, mientras que las colonias y comisarías siguen esperando.
La ley de tránsito estatal prohíbe invadir banquetas, pero los operativos son escasos y la mayoría de las aceras siguen ocupadas por coches, mercancías o construcciones improvisadas.
Lo que los expertos recomiendan
- Cruces seguros a nivel en el Periférico, con semáforos exclusivos para peatones.
- Banquetas continuas y accesibles en colonias y comisarías.
- Reducción de velocidad en zonas escolares y hospitalarias con radares y zonas 30.
- Fiscalización real contra la invasión de banquetas.
Una deuda pendiente
Mérida se precia de ser una ciudad tranquila y amigable, pero para quienes se mueven a pie —la mayoría de la población en sus trayectos diarios— la experiencia es distinta: sortear el tráfico, los obstáculos y el abandono institucional.
Caminar no debería ser un acto de valentía. Mientras la ciudad apuesta por modernidad y desarrollo, sigue en deuda con lo más básico: garantizar el derecho a caminar con seguridad.
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