Seamos sinceros: en diciembre nos gana la emoción, llenamos el carrito del súper como si no hubiera un mañana y terminamos cocinando comida para un regimiento cuando solo somos diez. El resultado es que México se vuelve una máquina de generar basura; ¡tiramos más de 20 millones de toneladas de comida al año!
Es una locura, sobre todo porque ese desperdicio no es solo comida, es dinero que literalmente echas a la bolsa de basura.
El drama del recalentado eterno
Según los expertos de Cheaf, lo que más tiramos no son las verduras crudas, sino lo que ya cocinamos. Ese pavo, la ensalada de manzana o el lomo que se quedaron tres días en el refri y que a nadie se le antojó terminan en el bote. De hecho, ¡el 65% del desperdicio en casa es comida que ya estaba lista para servirse!
Aquí te dejo una guía rápida para que esta Navidad tu cartera y el planeta te den las gracias:
1. No compres «por si las dudas»
Haz una lista real. Cuenta bien cuántos van a ir a la cena y no compres comida como si fueras a alimentar a todo el vecindario. Las compras por impulso son el enemigo número uno de tu cuenta de banco.
2. Haz limpieza de clóset… pero en el refri
Antes de ir al súper, dale una buena revisada a tu alacena y al refrigerador. Así no terminas comprando el cuarto frasco de canela o mayonesa que ya tenías escondido hasta atrás.
3. Ponte creativo con las sobras
El recalentado no tiene que ser aburrido. Si te sobró pavo, hazte unas tortas, unos tacos dorados o hasta una pasta. La idea es que no sientas que estás comiendo lo mismo que el 24 de diciembre durante toda una semana.
4. El congelador es tu mejor amigo
¿Te sobró un buen de bacalao o lomo? No lo dejes ahí hasta que le salgan alas. Divídelo en porciones y mételo al congelador. Te va a salvar la vida un martes de enero cuando no tengas ganas de cocinar.
5. ¡Reparte el botín!
Ten a la mano recipientes (de esos que no te importe perder) para que tus invitados se lleven su «itacate». Es mejor que se lo coman ellos a que se eche a perder en tu casa.
Para los que tienen negocio: Si tienes un restaurante o local de comida, no te pases con la producción. Usa los datos del año pasado para calcular mejor, rota bien tus productos (lo que llegó primero sale primero) y si de plano te sobra, busca alianzas con bancos de alimentos o apps de rescate de comida.
Celebrar está increíble, pero hacerlo con conciencia se siente mejor. Unos pasitos extra en la cocina te van a ahorrar una lana y, de paso, le echas la mano al medio ambiente en esta época que tanta falta le hace.
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