«Se me dio la oportunidad de interpretar el papel y para mí es un regalo»
En el reconocimiento de su imperfección humana, da vida al papel de Cristo en el camino a la crucifixión
Juan Carlos Rivero Mukul es un joven de 31 años que, por segundo año consecutivo, representará a Cristo en el viacrucis de Acanceh, luego de que tuvo el deseo y curiosidad de realizar este papel durante ocho años.
El Grupo Parroquial y Cultural Renacimiento, reconociendo su interés, lo impulsó y motivó para prepararse durante todos esos años para alcanzar su objetivo; fue así que, antes de llegar a ser Cristo, también fue Rey Herodes, Caifás, Soldado Romano, Centurión.
Esta encomienda llegó a Juan Carlos en medio de diversas problemáticas, pero sintió que fue llamado, como si Dios le dijera ‘necesito que cambies tu vida, te mando esto, aprovéchalo y haz las cosas bien’; así lo narró él mismo a unos días de ejecutar su papel por segunda ocasión.
Realizar esta representación no es fácil
Juan Carlos atravesó muchos nervios en su primer año, pero en este segundo su preparación la vivió desde la calma
Prepararse para vivir este momento, si bien implica una preparación espiritual, también requiere que esté listo físicamente pues recorre un camino de kilómetro y medio aproximadamente con 120 kilogramos sobre la espalda. Todo esto, mientras recibe flagelos que, el año pasado, incluso le llegaron a abrir la piel. «El año pasado me dieron 65 latigazos y me abrieron la espalda, pero es parte de».

Llegar hasta el día del viacrucis también requiere de preparar su aspecto, pues se deja crecer el cabello; en esta ocasión, lo ha mantenido así desde el año pasado para llegar a este Viernes Santo. Además, su cuerpo también enfrenta consencuencias como pérdida de peso, no solamente por el esfuerzo físico que implica el trayecto, sino también por el estrés que representa su papel.
Recuerda que el año pasado le ofrecieron suero en diversas partes del camino, sin embargo, él decidió que no lo tomaría hasta llegar al punto final del recorrido.
«Tú cargas el peso (todo el camino) y cuando estás arriba (en la cruz) los brazos te están temblando por el esfuerzo físico que ya hiciste… Pero cuando me cargaron sentí tranquilidad, una paz, ‘ya cumplí'».
Aunque él no siente que la representación que realiza le convierta en una celebridad o alguien importante, sí reconoce que hay personas que lo reconocen en la calle y le preguntan por su papel e incluso su alumnado, a quienes les imparte la materia de educación física en Mérida, saben de esta representación que realiza.
«Por más que lo quiera ocultar, me ven en el periódico y aparte tengo el cabello largo y me preguntan».

Después del viacrucis, el año pasado descansó un mes y prevé que este año ocurrirá del mismo modo, pues todo lo que vive para representar el viacrucis implica agotamiento físico, mental y espiritual, por lo que necesita recuperarse. «Descanso mentalmente, físicamente, descanso literal».
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