Cuando vamos al súper, es casi imposible no encontrarnos con pasillos llenos de latas: atún, frijoles, verduras, frutas en almíbar, sopas y hasta carnes listas para comer. Y surge la duda: ¿son saludables o mejor evitarlos?
La respuesta es clara: los enlatados no son enemigos de la dieta, pero hay que elegirlos bien.
Lo bueno de las latas
- Prácticos y seguros: se almacenan por meses o años sin riesgo de descomponerse. Son muy útiles para quienes tienen poco tiempo o para emergencias.
- Conservan nutrientes: el atún, la sardina o los frijoles mantienen proteínas, fibra y minerales casi igual que en su versión fresca.
- Accesibles: ayudan a consumir verduras, frutas o leguminosas cuando no tenemos tiempo de cocinarlas o no están en temporada.
Lo que sí debes cuidar
- Sodio: muchas sopas, verduras y carnes enlatadas tienen demasiada sal. Tip: enjuaga frijoles o verduras en lata para reducir hasta un 40% el sodio.
- Azúcares: evita las frutas en almíbar; prefiere las que vienen en jugo natural.
- Aditivos: busca opciones con pocos ingredientes en la etiqueta.
- El envase: si la lata está inflada, oxidada o abollada, no la consumas
Diversos estudios, incluido un informe del Journal of the Science of Food and Agriculture, confirman que los procesos de enlatado preservan vitaminas y minerales en niveles similares a los de los alimentos frescos o congelados. El calor empleado elimina bacterias y prolonga la vida útil sin necesidad de conservadores químicos adicionales.
Tips prácticos para elegir mejor
- Prefiere pescados en agua o aceite de oliva en lugar de salsas procesadas.
- Usa frijoles y verduras enlatadas sin sal añadida como base rápida para tus comidas.
- Alterna entre productos frescos, congelados y enlatados para mantener variedad.
Los alimentos enlatados pueden ser aliados de tu cocina, siempre que sepas leer la etiqueta y combines su uso con ingredientes frescos. No se trata de comer solo de latas, sino de aprovecharlas como un recurso práctico, seguro y nutritivo.
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